Reivindicación del pintor negro

Pocas veces ocurre que el cuadro estrella, el que ocupa el lugar más destacado y relevante, no pertenece al autor de la exposición.

Esto es lo que sucede en la exposición que el Metropolitan Museum de Nueva York dedica a Juan de Pareja, hombre negro que fue esclavo de Diego Velázquez antes de ser artista libre.

La iniciativa muestra que la Edad de Oro española contó con muchos esclavos al servicio de los artistas

En realidad, Juan de Pareja, que nació en Antequera, en 1608, alcanzó fama desde 1650, cuando el autor de Las meninas desveló en Roma el retrato que le había dedicado.

Ese cuadro llegó al Met en 1971 por 5,5 millones de dólares, entre titulares de bienvenida. El retratado causó admiración por el magistral trazo del maestro español. Pero, como dice el comisario David Pullins, “había muchas cuestiones que estaban ahí y no nos preguntábamos”,

Esas cuestiones están en el mismo rostro del pintor que da nombre a esta exposición, Juan de Pareja, pintor afrohispano, la mayor que se ha dedicado a este creativo en el gran templo de la Quinta Avenida de Manhattan y que se podrá ver a partir del próximo lunes, 3 de abril.

Hay más que pinturas colgadas en las paredes o esculturas y libros exhibidos. Esta tarea supone poner a disposición del gran público que la esclavitud existía mucho antes del pecado original estadounidense.

“En Estados Unidos supimos de Colón en 1492. Lo que no nos enseñaron es que Isabel y Fernando (Reyes Católicos) permitieron la esclavitud entorno a 1501, así que la historia de la esclavitud en el nuevo mundo empezó a principios del siglo XVI”, remarca Vanessa Valdés K.Valdés, cocomisaria de la muestra.

“Cuando la época de Juan de Pareja, España ya había tenido 200 años de esclavitud, no solo en las colonias, sino en su propio territorio”, precisa.

El despliegue recalca que esta exposición examina cómo artesanos esclavizados y una sociedad multirracial están inextricablemente vinculados con el arte y el material cultural de la Edad de Oro de España.

Entre unas 40 pinturas, esculturas, artes decorativas y otros objetos, la muestra recoge solo cinco de los cuadros que pintó Juan de Pareja, el más relevante La vocación de San Mateo (cedido por el Prado), en el que se autorretrata.

Su pinturas están rodeadas por otras de Velázquez, Francisco de Zurbarán o Bartolomé Esteban Murillo, cuadros en los que se certifica la ubicuidad de los trabajadores esclavizados.

Pullins recalcó que muchos artesanos o artistas que trabajaban con la plata, la madera o los policromados tenían esclavos a su servicio. Murillo dispuso de numerosos y se los vendían unos artistas a otros. No solo era una ventaja económica, sino que con el Nuevo Mundo no daban abasto y requerían mano de obra para atender la demanda.

“Juan de Pareja es el caso más documentado, pero hay otros muchos más”, señala.

Este pintor negro estuvo dos décadas al servició del maestro. En la sala central se contrapone el famoso retrato del protagonista al que Velázquez hizo también al Papa Inocencio X. En medio se ubica un documento llegado desde los Archivos de Roma. Fue en esta ciudad donde se firmó la carta en la que el dueño dio la libertad a Juan de Pareja. Le impuso, sin embargo, cuatro años de espera para demostrar buena conducta.